A diferencia de los chicos de ayer que lograban juntar a duras penas el dinero para alquilar una habitación, estos chicos viven en la calle desde hace ya 3 años.
Pero bueno, sentados a la mesa, solo pensábamos en la paella y que esta vez pudimos disfrutarla con la grata compañía de mi hijo Manu, que ya estaba de vacaciones.
Y mientras el arroz llegaba a su punto, ellos miraban atentos la repetición de las jugadas del partido de ayer entre el Arsenal y el Barcelona.
Y luego , el postre. Unos heladitos de almendrados de vainilla.
Nos acompañó nuevamente Cristhian, que pudo "hacer arte" de sus traducciones del inglés al catellano y viceversa porque estos xavales no hablaban bien el castellano y lo entendían muy poco.
Gracias Cristhian!
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